¿Actualmente nuestros espacios educativos son los más idóneos o entorpecen el aprendizaje?
El artista y educador Siro López ha publicado un libro llamado Esencia el cual le ha ocupado alrededor de cinco años visitando centros educativos de todo el mundo.
En Esencia reflexiona sobre el diseño destinado a los aprendizajes, recoge diversas prácticas de múltiples escuelas y propone un itinerario para que estos lugares puedan fomentar la creatividad y el bienestar de quienes lo habitan, es decir, los niños.
RTVE ha visitado varios centros educativos en los que ya se han puesto en marcha esta propuesta de diseño unida a una nueva forma de entender el aprendizaje y enseñanza.
En este link podéis ver el vídeo al completo http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventura-del-sabersiro-lopez-busca-esencia/5130198/?fbclid=IwAR21fs5WarjLTeTJZPGjsHJTo6y7Cv9IjKkQ3MgYfCUxiJosK3cizD7dhQ0
Los espacios educativos son vitales para los niños. Por ello, tras haber visto el vídeo, para mí, un buen espacio tiene o debería cumplir las siguientes características:
Acogedor y agradable porque es un lugar de encuentro donde se forjan las primeras amistades y se aprende a vivir en sociedad.
Funcional en el que el profesor pueda desarrollar su rol con sus materiales y programas necesarios.
Versátil, es decir, la adaptación de las aulas para diferentes usos.
Con personalidad propia al gusto de los alumnos y profesor.
Estimulante y dinámico, sacándole el máximo partido posible a cada estancia del aula.
Conectado. Una conexión constante con el mundo que nos rodea.
Mobiliario adaptado, siendo elegido para la edad adecuada y las actividades propuestas.
Contacto con la naturaleza que nos permita aprender y que ayude a relajarse y desconectar.
Bien iluminado y con buena acústica. Maximizar la entrada de la luz solar y utilizar materiales absorbentes que mejoren la acústica.
Tecnológico. Utilización de recursos tecnológicos solamente con un objetivo de aprendizaje.
Espero que esto os ayude para un futuro a la hora de organizar vuestra propia aula.
TANIA MARTÍN
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